jueves, 19 de noviembre de 2009

Baños (1)


La estructura es la misma en cada edificio. En el descanso de las escaleras, entre piso y piso hay un baño. Hombres y mujeres alternadamente. Entrando, a mano derecha estan los excusados y los migitorios, a mano izquierda, los lavabos. Solo los primeros dias hubo jabon, se acabaron y ya jamas volvieron a surtirlos.
Las puertas funcionan, la mayoria. Un bote rectangular y negro, mas alto que el excusado flanquea la entrada al cubiculo. Desde que tengo memoria, yo lo saco y lo dejo a la mitad. No pipenso compartir mi espacio intimo con ese ser.
La mejor forma de hacer progpaganda debe de ser en los baños, de lo contrario, no estarian llenos de invitaciones, programas y stenciles. Uno se entera de la vida social, cultural y politica de la Facultad en el retrete.
Al menos, hay espejos. Enormes y manchados. Uno de cada 3 lavabos no funciona y la barra siempre esta mojada y sucia. Los migitorios en ocasiones desbordan y riegan el piso en espera qeu los carteles tirados geminen y florezcan en las esquinas.
No falta quien quiera robar un panel de metal y plastico que divide los migitorios. Luego se vuelve algo extraño estar ahi, tan juntos y a la vez separados, orinando.
Quien lleva prisa, orina donde puede y donde quiere. Literalemente.
Prefiero cuando hay stenciles o dibujos en los baños de Ciencias Politica y Sociales. Me alegran la estancia.

Baños (2)

Tac... tac... tac... tac - tac - tac - tac - tac - tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac

Un sonido hueco, amaderado, como si alguien tuviera la fuerza y la agilidad de azotar repetidamente una mesa contra un suelo de concreto, limpio, como pulido, pero sucio porque no tiene azulejos o loseta.
Despiertas con ese sonido a las 7 am. Volteas a todos lados, pensando su estan agujereando con taladro neumatico tu entrada, si alguien esta azotandole la cabeza a algun bebe gordito, si realmente alguien esta golpeando con un mueble una pared.
Lo peor, es que no entiendes de donde proviene el sonido, como cuando te despiertas con tu cabeza donde regularmente van tus pies, no comprendes el orden de las cosas.
Y no, no lo estas soñando.
Simplemente todo el cuarto retumba con ese sonido sobrio pero ritmico.
Durante algun tiempo, lo segui escuchando. Pense que ubicando las horas comprenderia que lo producia. Pero no, no tenia ninguna logica escucharlo un dia 2 veces por la mañana y otro 8 a lo largo del dia.
Un miercoles me pare frente a la television, la prendi y de inmediato empezo a temblar y hacer el sonido que me despertaba cada viernes. -Bien, asi que la Television tiembla y me despierta. Ya veo.- Para ese momento, yo habia encontrado dentro de mi un rencor terrible hacia todo lo que me despertara, sea microbus, señora tamalera, choque automovilistico o cualquier cosa. Regrese a mi cuarto con paso lento. Recogi el vaso de la noche anterior, el plato, me detuve frente a la tele para ver como vibraba con cierto ritmo, vi la cara de Loret de Mola en 24 pulgadas por unos segundos y le estrelle el vaso en su cara. Me exaspera la idiotez de Loret, la quiere fingir con un pseudoperiodismo que raya en lo hostigante. Al menos no rompi el plato, ese me salio mas caro.
Pero el armazon de la Television siguio vibrando. Camine por el pasillo para ver que habia en la pared de atras. Casi choco con un tipo en toalla que me saludo amablemente. Entre al baño y vi mi cara desdibujada por el vapor en el espejo. Me acerque a la regadera y la abri. el chorro de agua limpio los restos de torilla del plato. y comenzo a escupir, como si burbujas de aire interrumpieran la descarga de agua. Como un tuboo que eructara. Sali, vi a la television sin pantalla temblar tenuemente, acompasada con los escupitajos de la regadera. Cerre la llave, regrese al cuarto, me meti a las cobijas y vi el reloj. Ya debia de haber acabado el noticiero. Sonrei.

viernes, 16 de octubre de 2009

Baños (3)

Estableces rutinas para establecer tranquilidad. Si no pudiéramos acertar al menos al 90% de las veces lo que suponemos que pasara en tres horas, nos recluiríamos para solo así poder controlar los sucesos a nuestro alrededor.
Cuando te mudas de ciudad, la mayor desorientación no la crea el cambio de ambientes, sino el cambio de tiempos. Los camiones no aparecen con e mismo intervalo, el transito es mas rápido, incluso las personas tienen diferentes intervalos para sus impuntualidades. En Cuernavaca la gente llega siempre con 30 minutos de retraso, invariablemente. No cinco, no diez. Quizás 25 o 35, o no llegan.
Cuando me volví a mudar al DF hace unas semanas, no sabia exactamente a que hora salir de la casa. Ahora vivía mas cerca y mis traslados serian en rutas, microbuses o camiones. Otra diferencia, en Cuernavaca solo hay como 25 rutas. Aquí hay 9 por cada eje vial. Además, mis horarios son muy extraños. Entro alas 7 am, 11am o simplemente no me toca ir. Los viernes, en ocasiones no regreso a casa, me voy directo a Cuernavaca. Otras me quedo y uno amanece el sabado con un tianguis enfrente de su casa.
La primer semana me regrese en un Pullman. Después Dianis me ofreció regresarme con ella, solo debíamos llegar hasta la Joya. Perfecto. Tome mi mochila tome el camioncito, me baje en Copilco y me encamine a Filosofía. Pase en medio de policías que trataban de detener a los borrachos que se reúnen a beber en las calles aledañas a Ciudad Universitaria, evadí ebrios y seguí caminando.
Camine entre facultades oscuras hasta que llegue a Filosofia. Entre, choque con todo el mundo y saque de la Biblioteca Central un libro para releer. Cosas que hacen BUM. Mientras yo siento Cosas que hacen Flush y busco un baño. Los de la Central no son la mejor idea y entro al pasillo principal de Filosofia. Veo un baño de damas, por lógica debe haber un cerca de caballeros. A los 50 pasos me doy cuenta de que no. Nada es logico en la Facultad de Filosofia.
-Oye -Volteo y veo un niño acompañando a un adulto desaliñado- ¿Donde estan los baños aqui?
-Lo mismo quiero saber yo.
-Ah, ok
Se voltea y le pregunta a otro que se encuentra en la misma situacion. Los 3 adultos vemos al niño y empezamos a avanzar sobre el piso blanco. Llegamos al final del pasillo. Media vuelta. Llegamos a la entrada. Esto es estupido.
Ademas me estresa la gente que me sigue cuando voy al baño. No soy paranoico, tambien simplemente me desespera que me siga. Que quiera inclusive poner el mismo pie que yo en el piso, que se sincronice conmigo.
De cada 3 personas que pregunto, 4 (Incluyendo a los despistados que se meten en las conversaciones) no saben donde hay un baño. Veo a lo lejos la cara del niño que apremia a su padre a que le diga donde descargar su orina. Lo hago por el niño, no por el señor. Encuentro un letrero con la palabra "Hombres" y aunque ninguno de ellos lo sea, les indico que ahi pueden entrar.
El pequeño casi resbala y cae en el collage de papel de baño aderezado con orina. parece como si quisieran darle un toque de papel mache al piso del baño e invitaran a todos a participar en ella. Ademas era algo inutil tratar de ser decente en el baño. El migitorio goteaba.
Solo por diversion saque un poco del papel con el pie al pasillo. Me fui. Gire la cabeza antes de salir para memorizar el camino al sanitario por si lo necesitaba ocupar en otra ocasion. Me recargue en un pilar y segui leyendo.

martes, 29 de septiembre de 2009

Terriblemente perdida

Tu humedad
enredada a mi pierna
Y tener que evitar despertarte
al ir al baño

Alcanzo a mirarte
desde el excusado
Desnuda y con la boca entreabierta
Terriblemente perdida

Tomar tu mano y abrazarme de nuevo
Con tu brazo sin fuerza

Sentí el frío de cuando dejaste de dormir en mi espalda

Te encanta
Calentar tus uñas de los pies
(Todo el pie)
Entre mis piernas

Sonrio

Percibo el aroma sucio de tu cabello
-Ya te bañaras en la mañana-
Besarlo
Porque para todos hueles perfecto
pero solo para mi te muestras así
Sin elegancia. Prefiero esa sinceridad a los intentos de perfumar lo inevitable
Reprimir una risa
Al menear tu vientre
Contar tus
Lunares
Arrugas
Cicatrices
Surcos
Marcas
Manchas
Que hacen
Piense
Tuviste un largo pasado antes de chocar contra mi.
Y me agrada la idea
De descifrarte
Miradas, sonrisas y gestos
Los ruidos que haces sin motivo
Las risas que me provocas
De querer
te

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Estetoscopio

Mi casa siempre estuvo llena de libros. La biblioteca de mi madre que ocupaba toda la sala, se me antojaba imponente, inalcanzable, con títulos extraños y frases ininteligibles a mi edad. Ahí se acumulaban lo mismo literatura universal que textos de farmacología veterinaria, así como colecciones de escritores mexicanos.
Pasaba la mirada por los libreros que alcanzaban el techo. Me ponía a ordenar los libros por tamaño y si lo era posible, por numero. Los hojeaba, leía algunos párrafos tratando de comprender lo que leía, pero no lo lograba. Años después me daría cuenta que había tratado de leer, a los 8 años, textos como: “Naranja mecánica” de Burgess, “El garabato” de Leñero, o “Nana” de Zola.
Pero hubo algunos que si leí.
“Mafalda” me pareció interesante -a los 8 años- porque tenia dibujitos. Comencé a leerlo y se convirtió en mi primer referente de los años 60’s. A “La ley de Herodes”, de Ibargüengoitia igual y no entendí muy bien, pero me reí un poco. “Chin chin el Teporocho” me mostro -además que le valía las reglas ortográficas- el México ácido, vibrante y golpeado del ’68.
Rius, Naranjo, Helioflores, Mordillo, Quino y Fontanarrosa me mostraron que el humor puede ser tan inteligente como tú se lo permitas. Al tiempo que comencé a observar los diversos tipos de chistes que hacían los miembros de mi familia. Algunos eran simplones, otros agresivos, sarcásticos. Pero todos, sin excepción, tenían alguna forma graciosa de expresarse.
Sentirme exiliado de conversaciones familiares, por no expresarme de forma ocurrente, me provoca iniciar la búsqueda de mi propia voz humorística. La considere como la carta obligatoria de presentación ante mi familia, una credencial que me permitiera pertenecer a cualquier círculo social. Ya que, por mas severo que sea algún club, el buen humor es buen presentador. Llegue a imaginarme frente a decenas de mesas de alguna fiesta de alta sociedad, diciendo:
–Buenos días, mi nombre es Eli Rodríguez, tengo 16 años y mi estilo de humor es cínico-simplón aderezado con referencias literarias del Siglo XX.
-Alfredo, ese chico puede bien entenderse con los Chamartín, anda, invítalo a nuestra mesa.
Debía afinar mis comentarios, tener una respuesta divertida en todo momento. Empecé a relacionarme con los humoristas del salón; tenia que aprender esa cualidad que permite contestar con agilidad cualquier comentario. Juntos hacíamos aforismos simpáticos sobre los profesores, historietas burlonas en nuestros cuadernos. Todo lo que provocara risas, lo hacíamos. Incluso, lo mejorábamos.
Asimismo, copiaba tiras cómicas en mis cuadernos, trataba de memorizarlas y trasladarlas a mi realidad. Inclusive a usarlas como parte de mis conversaciones habituales. “Calvin & Hobbes” junto a “Garfield” y la ya mencionada “Mafalda” se convirtieron en la bibliografía de mis citas cotidianas. Día a día aumentaba mi archivo con colaboraciones de mis amigos, revistas, discos y todo aquel texto que llegaba a mis manos.
A fuerza de práctica mi lengua se volvió ágil. La frase exacta en el momento exacto, en eso radica el triunfo de un chiste espontaneo. La modulación de la voz, los gestos, las pausas exactas para dar el énfasis necesario. Un buen contador de chistes es buen orador, que debe ser capaz de convencer a los demás de reírse. Obligarlo a reírse.
Seguía leyendo, buscando, escuchando, desechando y adoptando. Fue cuando di con Agustín Montreal y “La banda de los enanos calvos”. Artículos ácidos, cínicos y sarcásticos. Arremete contra todo y todos. Sin piedad para nadie. Y el Monthy Python y sus películas coronaron el pastel. Ambos me dieron fuertes elementos para mi humor.
Definirme con estas fuentes ayuda, pero no resuelve. Resultara complicado, confuso e inútil encasillarme en alguna categoría, para dar más claridad, citare el comentario de un amigo, cuando observo la forma en la que platicaba con mí novia.
-Mira, te me asemejas a alguien que siempre carga un estetoscopio, y le grita al primero que encuentra sangrando -¡Déjame revisar tu herida!-, corres a el, te acomodas sutilmente a su lado, presionas el aparato hasta hundir la carne viva, mientras finges escuchar la llaga muda. Y mientras raspas la lesión con el instrumento y el se retuerce de dolor, le cuentas un chiste sobre paralíticos.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Cumpleaños sin Cepillin

Quizá porque no fui un niño altamente sociable, jamás me agradaron las fiestas infantiles. Aun no me agradan, pero ya puedo soportarlas. Escuchar como Cepillin predica su doctrina de felicidad a toda la colonia, mientras los papás limpian refrescos tirados y niños vomitados, no es lo mío. Los pasteles color blanco, chorreantes de leche jamás me gustaron, siempre los regalaba a los niños gorditos del salón. Me hacia sentir incomodo tanto alboroto, el ruido chillón de las bocinas, el piso pegajoso, la mitad de los niños aburridos. Y otros tantos asombrados porque sus papas no podrían brindarles de ningún modo una fiesta así.

A los 9 años mis experiencias significativas dentro de alguna fiesta se reducían a dos: En la fiesta de una compañera, un amigo y yo dejamos la puerta de la cocina abierta, el perro se comió los sándwiches, aplasto el pastel y vomito. Ni el ni yo nos declaramos culpables.
En la segunda ocasión, Daniel, el matón de la clase nos estaba molestando mientras su mamá se reía -Mire como se divierten los niños- Decía ella, riéndose. Cuando volteo a ver a su hijo de nuevo, ya le había yo azotado la cabeza contra el portón y su nariz sangraba.
Mi madre la miro y le respondió –Mire como los niños se defienden-.

Así que cuando me festejaron mi cumpleaños número 10, no paso de comer en Pizza Hut y cenar un pastel de chocolate –esos jamás escurren leche- con mi madre, mis primos y mis abuelos. Sin Cepillin, obviamente.

domingo, 16 de agosto de 2009

Contraseñas

Inicias con tu mail, ¿no? Después de batallar con nombres ya existentes e ingeniártelas para que no suene elegante cuando te lo pidan, le pones una contraseña que según tu es segura. Tu celular al revés -pongamos 6582343777- Y a mandar FW:

Ya tienes mail. Te dedicas a sacar cuentas y más cuentas: Hi5, Facebook, la página de Gandhi, foros que acostumbras y obviamente Blogspot. Te enteras de alguien que le adivinaron su contraseña y destruyeron sus demás páginas porque la clave era la misma. Innovas. Decides que no te harán lo mismo y decides modificar un poco tu cuenta. Cambiar el tercer numero (6522343777) y también añades nuevas por si adivinan la clave... Ahora será tu apodo en la primaria de Tlaxcala donde nadie te recuerda. Y lo pones al revés por si las dudas.

Y así, cada vez que haces una nueva cuenta le agregas una letra o le cambias algo, y ni hablar de las preguntas secretas ni nada de eso. Tu respuesta es el nombre de tu abuelo pero como le decía tu abuela cuando hacían sus cositas. Fabilito. Por Fabilito tienes 14 tíos, no lo olvides.

Entre números, letras de más, nombres de tus perros muertos, Fabilitos y demás siempre la cagas cuando te quieres inscribir en la UNAM o meterte al Blog.

domingo, 7 de junio de 2009

Exceptuando los árboles

Un día te robare y por fin veré que las flores broten a nuestro paso. Nos sentaremos y te leeré los poemas que el calendario nos robo. Todo se detendrá exceptuando los árboles, que crecerán como dementes junto con los enamorados secretos que al fin se dirán las verdades con el horrible riesgo de resultar que el otro también los ame.

Y estrujare tu cabello casi al punto de arrancártelo, para llevarme entre mis dedos un poco de tu esencia.

La que ahora busco y no encuentro en la almohada que me heredaste.

E intentan florecer

Y es entonces cuando a uno se le ocurren las ideas… pero no logra concretarlas…o mas bien, uno realiza una reproducción final del texto deseado en la mente, con las palabras exactas, los adverbios correctos, los tiempos perfectamente empleados…pero no lo transcribe.

Simplemente, porque es medio inútil hacerlo.
Es como el cansancio que observa tristemente alrededor… y ve que no hay mucho q hacer; no tanto porque no lo sea necesario, sino, porque hay muchos por quien no hacerlo

Ideas sobran, Sentimientos igual. Las letras se siembran fácilmente, en su espacio húmedo en la tierra, aberturas, como las que hacen los campesinos cuando ahuecan los surcos metralleta en mano.

A veces, en cambio, simplemente, se quedan guardadas en la troje, como las semillas que esperan mejores tiempos para aparecer

E intentar florecer

O pudrirse mientras las leen

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Etapa de sequía, dura y extenuante, siempre llega, de improviso, al igual que la inspiración, juegan con la persona para desesperarla (tanto al no tener algo que proyectar, como al tener tanto que no se pueda explayar).

-Jorge Plata-

viernes, 9 de enero de 2009

.aY

Y ya al fin tienes la pantalla con la hoja en blanco. Ya. Porque no habías tenido el tiempo/dedicación/ganas/inspiración/transpiración para dedicarte a esto.

Asco. Asco de según tener las ideas y hacer frases lindas y tratar de venderlas a la persona que este a tu lado. Y olvidarlas al bajar del metro. Cruzas la calle y adiós, adiós, adiós. Bon Voyage a la estupida oración que creías haber descubierto y no era así, solo la recordabas de la revista que leíste la semana pasada en los libreros de Sanborn’s.

Y ahora, la chica de al lado voltea a verme porque canto. No, perdón, ya es señora.

Esperen, ella también canta.

Y a mi me anda por orinar.

Ha pasado tiempo. He leído, cocinado, viajado, dormido, ladrado, entrado al baño gratuito de más de 5 sitios. Pero no he escrito. A falta de capacidad para bailar, o tela en donde rayar, me queda estar aquí.

Y no falta de que hablar. Kriztof Kieslowski decía que hay que escudriñar en la vida de cada persona, ya que cada una nos muestra un drama tan intenso como el de cualquier otro.

Cada día es digno de mencionar. Admiro a quienes llevan un diario con el registro casi exacto de lo que les sucede y lo que ellos provocan que suceda. Excepto cuando mienten. Mitómanos de diario.

Pero no hay nada.

Solo sequia.

Y aquí sigo. Sin nada digno de escribir. Quizá. Solo la nostalgia de publicar y pelearme con el Blog hace que quiera retener líquidos y no tirar la silla al levantarme, como sucede cuando tengo prisa.