viernes, 10 de diciembre de 2010

Salpicada de un silencio rojo

No importa que cantó, porque era la canción de todos.

La de los escondidos, los no encontrados, los imposibles

¿Cuántos serian en total

en las ciudades y en todo el país?

Los que silbaban bajo la mordaza

Las mujeres que buscaban los frutos caidos de su cabello

Los que deambulaban tapandose la boca

Los viejos que caian de sus sillas de ruedas

Nosotros, los de las flores machitas de Mayo.


Ellos

Entraron.

En un silencio que gritaba

Que arrasaba, horrorizaba


Machacaronle las manos, dispararonselas, arrancaronselas.

Sus gritos se entremezclaron con los coros

de los cadaveres


Y la guitarra quedo ahi: Salpicada de un silencio rojo.

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