viernes, 9 de enero de 2009

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Y ya al fin tienes la pantalla con la hoja en blanco. Ya. Porque no habías tenido el tiempo/dedicación/ganas/inspiración/transpiración para dedicarte a esto.

Asco. Asco de según tener las ideas y hacer frases lindas y tratar de venderlas a la persona que este a tu lado. Y olvidarlas al bajar del metro. Cruzas la calle y adiós, adiós, adiós. Bon Voyage a la estupida oración que creías haber descubierto y no era así, solo la recordabas de la revista que leíste la semana pasada en los libreros de Sanborn’s.

Y ahora, la chica de al lado voltea a verme porque canto. No, perdón, ya es señora.

Esperen, ella también canta.

Y a mi me anda por orinar.

Ha pasado tiempo. He leído, cocinado, viajado, dormido, ladrado, entrado al baño gratuito de más de 5 sitios. Pero no he escrito. A falta de capacidad para bailar, o tela en donde rayar, me queda estar aquí.

Y no falta de que hablar. Kriztof Kieslowski decía que hay que escudriñar en la vida de cada persona, ya que cada una nos muestra un drama tan intenso como el de cualquier otro.

Cada día es digno de mencionar. Admiro a quienes llevan un diario con el registro casi exacto de lo que les sucede y lo que ellos provocan que suceda. Excepto cuando mienten. Mitómanos de diario.

Pero no hay nada.

Solo sequia.

Y aquí sigo. Sin nada digno de escribir. Quizá. Solo la nostalgia de publicar y pelearme con el Blog hace que quiera retener líquidos y no tirar la silla al levantarme, como sucede cuando tengo prisa.